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24/7/08

Cotidianeidad Rota

Suena el celular, te despiertas, lo apagas, quieres seguir durmiendo, pero te acuerdas que hoy es día de trabajo, debes llegar temprano para que la cosa funcione, sin ti no es lo mismo, no pueden hacerlo solos. Sacas un pié de la cama, luego el otro, tu pelo está pegajoso, se nota que lo pasaste bien anoche, pero, y la chica, ¿dónde está?, no importa, no es la primera hembra que se te va sin despedirse. Notas que las sábanas están húmedas, pero no le das mayor importancia, sabes que en la tarde llegarás y las cambiarás por unas limpias para volver a mojarlas una y otra vez. Te paras de la cama, caminas hacia el baño, te miras al espejo y no puedes creer lo que tus ojos ven: otra vez se te olvidó sacarte la pintura de los ojos. Tu cara se ve sucia, manchada, con negro, tus rulos se ven asquerosos, crees que es tiempo de lavarlos, de darte un buen baño, solo, sí, esta vez será solo. Tomas un poco de enjuague bucal, lo mantienes en tu boca [tu tan codiciada boca], sales del baño, vuelves a tu pieza, al closet, lo abres, sacas tus jeans, sí, esos que están rotos en la punta, una polera, tu polerón, ese con la rayita en las mangas, tus boxers favoritos, calcetines, las ADIO que dejaste bajo la cama, ¿o no?, no, verdad que ella te desvistió en el comedor, te das vuelta, vas al comedor, buscas bajo la mesa, bajo el sofá, claro, bajo la mesita del computador, ahí hay una, ¿pero la otra?, cierto, detrás de la puerta, recuerda que mientras ella tiraba tu zapatilla hacia la puerta tú le sacabas el sostén, ¿lo recuerdas?. Vuelves al baño, te quedas quieto un rato, todo te da vueltas, viste la ducha al revés, nada que un buen juay no cure. Te metes a la ducha, abres la llave del agua caliente, ¡demonios!, olvidaste prender el maldito calefont y estas solo. Sales, caminas, lo prendes, vuelves. Ahora sí, abres el agua caliente, un poco la fría, el agua resbala por tu espalda, tu pecho, tus piernas, te gusta, está tibia, te quedas así un buen rato, luego tomas la esponja de baño, le aplicas jabón y comienzas a lavar cada parte de tu cuerpo de forma suave y lenta. Te parece que ya es demasiado, te sientes limpio y hueles bien. Sales de la ducha, te comienzas a secar, ¡mierda!, no te lavaste el pelo, no importa, nunca lo haces, el viento se encargará de él. Cuando ya estás casi seco, te comienzas a vestir, pero ahora haces todo rápidamente, pues no quieres llegar tarde a tu trabajo. Te arreglas, te pones perfume, votas el enjuague bucal que siempre se te olvida desechar antes de bañarte. La boca te pica, sientes el sabor a la menta e intentas tomar un poco de agua para que pase el dolor. Ya estás casi listo, sales del baño, vas a la cocina, abres el refrigerador, sacas la botella de ron limón que les quedó de noche, la destapas, bebes un poco, agridulce, como te gusta, la tapas, la metes al refri. Cierras el refri. Das media vuelta, vas al living, buscas detrás de la puerta y ves tu instrumento de trabajo, lo tomas, abres la puerta, la cierras, te diriges a la casa de tu amigo, para trabajar. Prefieres irte caminando, acortando camino, si te vas en metro las niñas te saltan encima, te acosan, te piden autógrafos. Caminas raudamente, pues ya te diste cuenta que estás atrasado. Son las 10 y media, debiste haber llegado hace media hora. La grabación se atrasa por tu culpa.
Corres, muy fuerte, demasiado, te tropiezas, caes, se rompe, gritas, lo abres y ya no funciona, tu instrumento de trabajo ya no sirve, ¡mierda!, el otro lo dejaste en la casa de esa niña linda que te invitó a almorzar, ella vive en Pudahuel, ¡demonios!. No importa, vas igual, te comprenderán, siempre lo hacen. Estás casi llegando, ves la casa, no los ves a ellos, te apresuras, llegas, tocas la puerta, una, dos veces, te abren, es ella, te mira y se ríe, te dice que pases, que los demás ya están listos, tú pasas, le das un beso en la mejilla y también sonríes. Avanzas, llegas allá, los miras, te miran y te dicen que ya es hora de empezar, no puedes, no tienes tu instrumento de trabajo bueno. Malas caras, se enojan, pero se les pasa, deciden que hoy sólo mirarás y ayudarás si algo no sale bien. Empiezan, te da rabia, quieres trabajar, no puedes, les sale bien, pero faltas tú, es algo distinto, quieres entrar, pero no puedes, sientes que tienes fiebre, que debes salir de ahí, que vas a explotar, que ya no aguantas más, hasta que... explotas, das vuelta, sales rápido de esa casa, te sientes inútil, corres hasta llegar a la Alameda, te dan ganas de que una mujer se te lance encima, que te reconozca y te pida un autógrafo, pero nada, es lunes, temprano, no reconoces a nadie ni nadie a ti. Sientes una lágrima rodar por tu mejilla, la limpias, disimulas, eres demasiado macho para llorar, te sientas a la salida del metro Salvador, la gente sale, poca, pero sale. Comienza a llover, te mojas, tu pelo se limpia, queda casi liso, ahora si puedes llorar, tus lágrimas pueden confundirse con la lluvia, caen y caen y no sabes por qué estás llorando, te apesta todo, no quieres hacer nada, quieres volver a tu ciudad natal, ver a tus amigos de infancia, correr desnudo por los campos que te vieron crecer, pero no puedes, ya estás acá, ya eres alguien, ocupas un lugar, no es fácil volver atrás, no puedes abandonarlos, sin ti, nada sería igual, piensa, piensa, deja de llorar, nada vas a lograr.

Rictus Cannabáceo


Busca, idiota mariposa imbécil
busca, pero no aquí, lejos
encuentra, pero no pares
no confíes en el que te toma
voltea, sigue, llama y busca
pero no pidas, no lo mires
sigue, vuela lejos, alto y firme
choca, grita... te duele, ¿cierto?
a mí también me duele esto
bota todo de tu mente
¿ves que es mejor?
no sale de ti, vaga por los aires
la oruga te está cantando
te está ofendiendo
y tú estás creyendo y caes
tonta, estúpida, sin razón
el ala se salió de tu cuerpo
y te vuelves gusano
gusano podrido, apestas

recuerdo tus labios sobre los míos
y mis ojos botan líquido con sal
no sé si tengo pena
¿puedo apretar mis dientes, cierto?
¿puedo expresar así mi rabia, mi impotencia?
dame una señal
para saber que te estás pudriendo
con alguna otra torpe niña
que está creyendo
en tus estúpidas promesas de una vida mejor
dame una señal
para saber que mi odio vale
y que no soy otra más en el montón
otra imbécil más
que se sumió en el fantasma del amor

El pasado, pisado


A veces me dan ganas de poder elegir lo que va a pasar en mi vida… o lo que ya pasó. Pero nunca podré hacer eso. Lo pasado, pisado, pero ¿qué hago si lo pasado sigue floreciendo dentro de mí? Es complicado cuando pasan estas cosas, sobre todo si con lo que sientes puedes dañar a alguien. Siento que tengo una nueva oportunidad, pero para poder disfrutarla tengo que sacar esto que todavía me duele.

Hubiese sido todo tan lindo, tan maravilloso así como lo teníamos planeado, pero siempre hay un estúpido sentimiento falso que nos hace creer que las cosas son de una forma, cuando en realidad nunca fueron.

Quiero que se me pase esta pena para poder seguir adelante y estar con personas que realmente valgan la pena…